El Museo de Bellas Artes de Santander acoge hasta el 4 de julio la primera individual, basada en la imagen y las nuevas tecnologías, del joven asturiano Adrián Cuervo
Guillermo Balbona | El Diario Montañés
El mundo audiovisual, el vídeo y las nuevas tecnologías configuran el paisaje de primavera del Espacio MeBas: el cruce y la miscelánea de soportes, imágenes, vídeos y sonidos que integran la instalación, bajo el epígrafe 'la imagen-velocidad', reflexionan en realidad sobre contrastes humanos, el tiempo y el espacio, las paradojas de un modo de vida, el bucle espacio-temporal que envuelve nuestras vidas y su latido. El joven creador asturiano Adrián Cuervo, uno de esos artistas que piensa más en su obra como lenguaje que en la proyección mediática de su obra, compone en el espacio del Museo de Bellas Artes santanderino su primera muestra individual: una invitación envolvente, sensorial, secuencial, estructurada a su vez en dimensiones y parcelas diferentes, que están habitadas por diálogos, propuestas enfrentadas, combinaciones y percepciones, que remiten a la experiencia de cada individuo y su entorno, y que apelan a la propia relación entre espectador y obra.
El mundo audiovisual, el vídeo y las nuevas tecnologías configuran el paisaje de primavera del Espacio MeBas: el cruce y la miscelánea de soportes, imágenes, vídeos y sonidos que integran la instalación, bajo el epígrafe 'la imagen-velocidad', reflexionan en realidad sobre contrastes humanos, el tiempo y el espacio, las paradojas de un modo de vida, el bucle espacio-temporal que envuelve nuestras vidas y su latido. El joven creador asturiano Adrián Cuervo, uno de esos artistas que piensa más en su obra como lenguaje que en la proyección mediática de su obra, compone en el espacio del Museo de Bellas Artes santanderino su primera muestra individual: una invitación envolvente, sensorial, secuencial, estructurada a su vez en dimensiones y parcelas diferentes, que están habitadas por diálogos, propuestas enfrentadas, combinaciones y percepciones, que remiten a la experiencia de cada individuo y su entorno, y que apelan a la propia relación entre espectador y obra.
El Museo inauguró ayer la nueva propuesta expositiva individual en su EspacioMeBAS, en este caso dedicada a Adrián Cuervo, proyecto producido por el Ayuntamiento de Santander y la Consejería de Cultura, bajo el comisariado de Salvador Carretero.
EspacioMeBAS, estrenado el pasado año, está destinado a exposiciones y proyectos de investigación y ensayo, tanto de arte contemporáneo y actual, como emergente y alternativo, que acoge muestras tanto nacionales como internacionales.
En el caso de la obra de Adrián Cuervo se enmarca dentro de las «propuestas del arte emergente español, con obra fundamentada en las nuevas tecnologías». La muestra se desarrolla entre trabajos videográficos, cajas de luz, trabajos informáticos y una especial obra sonora, a modo de cámara oscura que ironiza sobre la relación máquina-hombre.
Juego visual
Cada obra de Cuervo se considera «una disculpa estética, un pequeño juego visual o sonoro que hace llegar al público un mensaje. No son grandes revelaciones, solo discretas realidades cotidianas, ésas a las que nos acabamos habituando». Empleando para ello los sistemas audiovisuales, los nuevos medios o la fotografía, engloba todo en una estética del «hazlo tú mismo» y del reciclaje.
La obra de Cuervo diluye las fronteras entre los distintos soportes y medios creativos, «combinando en una suerte de relaciones las imaginerías específicamente basadas en su esencia visual y gráfica, junto a conceptos más o menos graves como pueden ser la conformsación de la obra, las relaciones sujeto-objeto o la especificidad de materias y tiempos, dejando tras de sí un poso que podemos definir no exento de la poética más clásica de la conformación artística».
En paralelo a esta cita de Santander el Centro LABoral de Gijón acoge la obra de Cuervo, 'El mar cotidiano'.
Ambos espacios comparten así su creación de contenido narrativo en la que se incide en la relación entre la persona y el mar. Su protagonista en pantalla «enumera mediante subtítulos las grandes maravillas oceánicas que no ha visto, y probablemente jamás conocerá más que por documentales de televisión, viendo realzadas sus características».Otra pantalla alude a las características plásticas de un mar Cantábrico que le es próximo y cercano.
Esta pieza de vídeo busca indagar en las relaciones cuerpo-mar y las formas de percepción de éste. Las cualidades escultóricas y plásticas del mar, más allá de la fascinación que puedan proporcionar las maravillas zoológicas y turísticas de los múltiples mares de nuestro planeta, asoman en su significado.
En palabras del artista, su obra «habla de un mar íntimo, próximo, de la capacidad de embelesamiento de los lugares comunes, de una mirada comprensiva y no tanto descubridora, de paisajes por encontrar la abstracción en lo cotidiano».
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