La Fundación Marcelino Botín explora, analiza y exhibe la estrecha relación entre el arte y la ciencia antes y después de la Revolución de 1917, en su nueva apuesta expositiva internacional del verano.
Visionarios, imaginativos, oníricos, revolucionarios? El arte y la vida en un combate de fronteras inasibles, sueños imposibles y viajes sin límites. Vanguardia rusa, innovación e interpretación. Mostrar el modo en el que los artistas innovadores respondían a los progresos tecnológicos entre las décadas de 1910 y 1930; retratar cómo los vanguardistas rusos se anticiparon a la era espacial y se inspiraron en la búsqueda de otros mundos y en el cosmos son los fundamentos y esencias de una de las exposiciones más singulares y ambiciosas de los últimos años: 'El cosmos de la vanguardia rusa: Arte y Exploración espacial, 1900-1930' que, como ya se avanzó, se exhibirá en la sala de la Fundación Botín en Santander desde el próximo día 24 de junio al 19 de septiembre.
La cita expositiva de producción propia y sello internacional, que supone una de las propuestas más importantes de la institución santanderina en su proyección cultural europea, se puede considerar una iniciativa exclusiva, y en cierto modo pionera en sus planteamientos, y no sólo por la inclusión de piezas inéditas.
Hasta ahora, como reza la filosofía del proyecto, «habían sido varias las exposiciones y publicaciones dedicadas a determinados aspectos englobados en esta temática, especialmente en la última década, pero parece ser que ésta sería la primera en centrar su atención en las aportaciones modernas rusas».
Como subrayan los comisarios de esta ambiciosa apuesta, John E. Bowlt, de la Universidad del Sur de California, Los Ángeles; Nicoletta Misler, profesor de la Universidad de Nápoles 'L'Orientale', y Maria Tsantsanoglou, del Museo Estatal de Arte Contemporáneo de Tesalónica, Grecia, 'El cosmos de la vanguardia rusa' «no sólo revela interés por las interpretaciones artísticas del espacio sideral o por los proyectos visionarios de los científicos, sino que recoge expresamente la confluencia entre el arte plástico y la cosmonáutica». De ahí que al margen de la pintura propiamente dicha, la muestra reunirá tanto vehículos reales que «propulsaron los primeros intentos de exploración espacial, como las apreciaciones estéticas que acompañaron y realzaron dicha exploración, especialmente el arte de vanguardia». La institución santanderina, que el pasado año ya hizo historia al producir y organizar una exposición de arte africano que se ha exhibido en el British Museum y llevará a EE UU - la muestra de piezas del Reino de Ife, de Nigeria, que recorrerá en 2011 cuatro museos norteamericanos- se detiene ahora en enseñar y reinterpretar el contexto artístico, histórico y social en el que los vanguardistas rusos se anticiparon a la era espacial.
'El cosmos...' muestra así en realidad cómo Kandinsky, Malévich, Tattlin y otros representantes de la vanguardia rusa se inspiraron en la búsqueda de otros mundos y en el cosmos, anticipándose a la era espacial que comenzaría con el lanzamiento del Sputnik en 1957. «El hecho de que los vuelos, incluidos los espaciales, despertaban un interés directo en los artistas de la vanguardia, queda claro en muchos de los títulos, temáticas y declaraciones que pueden asociarse a sus actividades y producciones».
Tras el alunizaje del hombre en la Luna y la exploración robótica de Marte, tras la construcción de las estaciones espaciales internacionales y el envío de sondas espaciales a Mercurio, Venus, Júpiter, Saturno y más allá, esta exposición se concibe como un «homenaje a los valerosos esfuerzos por conquistar el espacio». En sus itinerarios plásticos, además, «no sólo muestra interés por las interpretaciones artísticas del espacio sideral o por los proyectos visionarios de los científicos, sino que recoge expresamente la confluencia entre el arte plástico y la cosmonáutica».
Más de un centenar de obras -las salas sitas en Marcelino Sanz de Sautuola 3 reunirán pinturas, dibujos, pósters, fotografías de época y primeras ediciones de libros y álbumes- subrayarán la percepción sobre el espacio que tenían los artistas rusos de los años 1910 y 1920: Kandinsky, Malévich (ambos representados con obras claves para entender la ruptura que supuso la vanguardia rusa de aquellos años, como El Circulo Negro, óleo de 1929 de Kazimir Malevich, y varias Composiciones musicales de W. Kandinsky) o las obras de Aleksandr Rodchenko y Vladímir Tattlin.
Junto a ellos, la nómina alude a otros genios menos conocidos en occidente, pero igualmente relevantes parala historia del arte ruso como Pavel Filonov, Petr Foteev, Georgii Krutikov, Mikhail Matiushin o Pavel Mansurov.
La exposición se completará con objetos relacionados con las primeras investigaciones espaciales: el modelo de 1913 de Konstantin Tsiolkovsky; los componentes del planeador llamado Letatlin de Vladimir Tatlin (1929-32); o las máquinas visionarias de Ari Abramovich Shternfeld (Ary Sternfeld, 1905-1980) y de Fridrikh Tsander (1924).
Como señala el catálogo, «sin los esfuerzos de Tsander, Korolev y Sternfeld, en particular, habría resultado inconcebible el triunfo del programa espacial ruso», un éxito que culminó con el lanzamiento delcitado primer cohete artificial de 1957. En la cita expositiva se mostrará así una reproducción del Sputnik realizada para esta ocasión.
Las señas de identidad de la apuesta de la Fundación Botín revelan que frente a esas otras exposiciones del pasado, «no menos importantes, en las que también se hacía referencia a esa encrucijada, como, por ejemplo, 'Cosmos : du romantisme à l'avant-garde', en Montreal y en el Centro Cultural Canadiense de Barcelona, y 'La conquête de l'air : une aventure dans l'art du XX-ème siècle/The Conquest of the Air: An Adventure in 20th Century Art', en el Musée d'art moderne Les Abattoirs de Toulouse', «su objeto y alcance eran algo diferentes, es decir, ilustraban sus temáticas aérea y cósmica con obras de arte, pero no con obras de la aviación o de la cosmonáutica»
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